sábado, 23 de mayo de 2015

Lo coloquial y lo formal, el eje de la variedad lingüística.



¡Dios los bendiga!


 El término variedad es una forma neutral de referirse a las diferencias

 lingüísticas entre los hablantes de un mismo idioma.



Elaborado por: Lina Cornejo y Luiviana Juárez






Introducción






El proceso comunicativo de los seres humanos ha sido tema de estudios recurrentes y de debates a través de la historia, aportando en cada periodo nuevas aristas para tratar de comprender este hecho significativo que forma parte de uno de los ejes dinámicos de la estructura sociolingüística.

Alejándonos de la denominación idiomática, es inherente a nuestro programa de estudios el proceso de comprensión comunicativa, es decir, el hecho explicativo de las variedades lingüísticas del mundo. Al respecto, Antonio Briz, catedrático de la Universidad de Valencia, nos ofrece un interesante artículo, que titula Lo coloquial y lo formal, el eje de la variedad lingüística, en el cual discurre acerca del tema de las variedades lingüísticas.

Reseña sobre lo coloquial y lo formal, el eje de la variedad lingüística. 

A través de la lectura del artículo, nos adentramos en las definiciones de lo que es coloquial y formal, como ejes de la variedad lingüística para analizar cada tipo de variedad, considerando que ésta puede entenderse como un hecho aislado.

En el primer apartado, que constituyen los primeros párrafos, el autor hace  una clasificación de las mismas: “los registros resultan de la variedad situacional o diafásica; los sociolectos, de la variedad diastrática; los dialectos, de la diatópica; y los géneros, presentados a menudo aparte de la variación anterior, derivan de las posibles realizaciones discursivas”.  Sin embargo, esta clasificación fija el hecho lingüístico de las variaciones como un proceso estático.  Lógicamente, esto no es cierto, el proceso comunicativo es un hecho global, dinámico, como bien lo sustenta el autor a punto seguido: “la variación es un hecho global, gradual (escalar) y jerárquico que ha de entenderse de modo dinámico”.

                                 


El autor desglosa y explica cada característica.   En el aspecto de lo jerárquico enfatiza la situación y los registros como determinantes del grado de variedad sociolectal y dialectal.  Global, pues se considera que los cambios situacionales afectarán de manera conjunta las variables y variedades citadas en una conversación, por ejemplo.  Gradual, porque dependiendo del  carácter comunicativo, la relación será más formal o más coloquial, reflejado por las características de los usuarios en el proceso de comunicación.   El habla coloquial dará paso a las características dialectales y las sociolectales de edad, sexo y las del medio oral y las de género, en nivel conversacional.  En el aspecto contrario, es decir el formal, el autor apunta una neutralización de estas características.  Este análisis alude,   precisamente, al hecho dinámico del fenómeno de las variedades lingüísticas.



Para el autor la formalidad está marcada por los siguientes rasgos: “Relación social o funcional entre los interlocutores, relación vivencial de proximidad entre éstos, marco interaccional familiar, cotidianidad temática de la interacción, planificación sobre la marcha, fin interpersonal, tono informal”. Definitivamente, la reducción de la formalidad depende de la menor presencia de estos rasgos y situaría el discurso en la periferia de lo formal.

Se puede afirmar que lo coloquial y lo formal está determinado por la correlación de los elementos o rasgos que caracterizan a cada situación comunicativa.  A mayor relación situacional o contextual, familiar por ejemplo, es posible explicar un léxico menos preciso, lo que generaría una variedad coloquial.  Contrario a esto lo formal está sometido a una planificación preestablecida que, sin embargo, manifiesta rasgos de lo coloquial en la medida de la contextualización del discurso.  Al respecto, Briz (1998) considera que “todas estas constantes y frecuencias lingüísticas caracterizan de modo más particular lo coloquial y, en su caso, lo formal, de modo que colaboran en la determinación y mayor concreción de esas escalas y grados de coloquialidad y de formalidad”. 

                                                          


Es importante resaltar que la variación de géneros no está determinada por un patrón estático, lo que realmente determina el movimiento real en la escala de géneros es, según las palabras del autor, la «constelación comunicativa coloquial o formal». Esta dicotomía inseparable en el hecho lingüístico está conectada como piezas, y dependiendo de su elaboración, marcan la diferencia entre géneros discursivos. Es un eje que mueve todo el engranaje.
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Conclusión

El análisis acerca de las variedades lingüísticas de Briz constituye un aspecto fundamental para entender el discurso desde otro punto de vista. El hecho de considerar lo coloquial y lo formal como ejes de la variedad lingüística aporta una visión creíble del discurso en sus manifestaciones a través de los diferentes géneros.  Es una puerta para entrar al estudio de la lengua como elemento integrador de las sociedades humanas en diferentes contextos situacionales.

El pensamiento de Briz, vertido en su artículo impulsa a investigar el corpus del habla de los panameños.  Así, pudiéramos identificar nuestras variedades lingüísticas preponderantes e identificar los elementos de la oralidad o del discurso en el artilugio que concibe el autor en su pensamiento como estudioso de la lengua.















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